El 'cierre' del mundo desarrollado, una oportunidad para la integración de América Latina
Por Juan Notaro
Resistiendo los nuevos vientos que soplan del norte y sus empujes populistas, sigo siendo un convencido de que la integración regional pensada en nuestra gente es el camino para potenciar el desarrollo económico y social de América Latina. Además, es la manera más idónea de fortalecer nuestra presencia en un mercado global cada vez más competitivo.
Ante las actuales tendencias d
En su visión más básica, la integración funciona si la carretera que une dos ciudades fronterizas trae beneficios económicos y sociales para los habitantes de la zona. Funciona si el puerto o el aeropuerto en construcción dinamizan la economía y el acceso a bienes y servicios de los habitantes de la región.
Esta integración de infraestructura -que es fundamental- tiene un valor tangible que se refleja en nuevas oportunidades de progreso en las zonas de frontera de los países involucrados. Es el criterio que guía nuestros proyectos.
Pero a la integración física se deben
"Una aproximación entre Mercosur y la Alianza del Pacífico podría provocar un posicionamiento comercial único para la región".
La ecuación aumento del comercio intra-regional más exp
Para ello, es crítico mejorar nuestras condiciones operativas. Aún hoy, los costos logísticos de América Latina son el doble, por lo menos, que el de los de Europa o del Sudeste Asiático.
Según el Banco Mundial, casi el 70% de las carreteras latinoamericanas no están pavimentadas, un porcentaje bastante alto, en comparación con Asia Oriental y el Pacífico, Medio Oriente, y Norte de África (menos del 30%), por no mencionar al Sudeste Asiático y Europa.
Además, muchas de las carreteras desde y hacia las fronteras no se usan en horario nocturno a causa de la inseguridad ciudadana, lo que hace que los tiempos de exportación se demoren y se generen situaciones poco competitivas.
Por suerte, ya hay movimiento para reorientar la integración hacia una mayor eficiencia y relevancia. Hace apenas unos días, la Alianza del Pacífico (que integran Chile, Perú, Colombia y México) acordó generar la categoría de miembro asociado, una aspiración de muchos países que hasta el momento solo han sido observadores.
Al mismo tiempo, se está buscando un acercamiento entre los países del Mercosur y la Alianza del Pacífico para estudiar variantes de cooperación entre los dos grupos regionales de mayor relevancia
Es que en materia de integración regional, la diversidad latinoamericana puede favorecer la complementariedad comercial y fortalecer, al mismo tiempo, la capacidad competitiva a nivel global.
Es bien sabido que los procesos de integración regional se favorecen con la presencia de países grandes como Brasil, Argentina, Venezuela o México, porque son justamente los que –más allá de coyunturas— tienen la mayor capacidad de absorción de importaciones, por un lado, y por el otro, pueden ofrecer más productos y servicios que los países medianos y pequeños.
En tanto, los países pequeños y medianos tienden a gravitar alrededor de las grandes economías cercanas y tienen más dificultades para exportar a latitudes distantes por los elevados costos logísticos, excepto en el caso de productos o servicios con una gran ventaja comparativa, como ocurrió con las materias primas en la pasada década.
Por eso, una aproximación entre estos dos bloques (Mercosur y Alianza del Pacífico) que acerque las dos sub-regiones y los países que las componen podría provocar
Este acercamiento, junto a una mayor inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) y en seguridad pública
Texto publicado originalmente en la columna mensual de Juan Notaro en el Huffington Post.