Chef Laura Rosano representará a Uruguay en un evento de cocina misionera en Bolivia
Será una de las protagonistas de la cena benéfica “Misiones Jesuíticas de Sudámerica” y participará del Festival Posoka Gourmet
¿Es posible integrar a nuestros países a través de la gastronomía? Bajo esa interrogante, Laura Rosano, embajadora en Uruguay del movimiento Slow Food y promotora de los productos nativos del país, se unirá a Gunther Moros (Argentina), Juan Rodríguez (Argentina), Julio Kubber (Bolivia), Tanea Romão (Brasil) y Ever Valenzuela (Paraguay) para compartir sus experiencias y juntos diseñar un menú que se degustará en la cena benéfica “Misiones Jesuíticas de Sudamérica”.
La gala, auspiciada por FONPLATA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con la chef boliviana Inés España como anfitriona, se realizará en Santa Cruz de la Sierra el jueves 6 de septiembre, y los fondos serán donados al Área de Pediatría del Hospital Oncológico del Oriente Boliviano.
Rosano también formará parte de un taller y un simposio de gastronomía en el marco del “Posoka Gourmet”, un festival que se realizará entre el 7 y 9 de septiembre en la población de San José de Chiquitos.
“Los alimentos no tienen frontera; por ejemplo, muchos frutos nativos de Uruguay también lo son de Argentina, Brasil y Paraguay. Nos une una cultura alimentaria y nos enriquece el intercambio de usos gastronómicos”, afirmó Rosano, quien es una convencida de que hacer comida es una forma de hacer política.
“Comemos cuatro veces al día y cada vez tenemos que hacer una elección, en esas elecciones promovemos una forma de producción que puede ser sustentable y que rescatara la identidad gastronómica de un lugar. Al comprar localmente estamos fomentando la economía, promoviendo productos regionales y, para mí, eso es acercar la gastronomía de los países”, añadió la chef.
Como embajadora del movimiento ‘ecogastronómico’ llamado “Slow Food”, que impulsa y promociona la comida buena, limpia y justa, Rosano sostiene que “tenemos una crisis en salud y contaminación ambiental por los sistemas agroindustriales y la comida ultraprocesada”.
Ella afirma que una de las salidas a este problema es promover la cultura alimentaria. “Para esto nos podemos apoyar en la gastronomía regional, reconocer los conocimientos ancestrales de las cocinas locales, los productos de estación y la producción familiar para proveer insumos”, concluyó.